Una famosa radio porteña despide el año con una frase que me hace mucho ruido, luego de citar un acontecimiento deportivo o social relevante ocurrido éste año, dice…” vos…como vas a recordar éste 2013?”… Y en eso me quedé pensando un segundo, sólo un segundo, porque en el acto recordé la cantidad de viajes realizados éstos 365 días, donde la mayoría fué por motivos del vino y con mi hermano ya a éstas alturas, Leandro Carrizo.
En honor a éste tremendo año vinícola les voy a sugerir o por lo menos contar cuáles fueron mis tres vinos elegidos.
Esos vinos que me llegaron al alma, los que me dejaron la boca abierta y sedienta de un poco más de ellos, aquellos vinos que me desvelaron y me hicieron pecar una vez más para conseguirlos.
La elección no fue nada fácil, les parecerá una tontería,
pero me costó bastante decidirme por sólo tres etiquetas, y aunque pongo un
bonus de tres más, son muchos los que quedaron ahí de entrar, y cualquiera que
elija de esa lista de marginados estaría a la altura para suplir éstos
elegidos.
Me gusta seguir un orden y en función de ello, empiezo con
los blancos.
El recomendado no podía ser otro que el Laborum Chardonnay
Single Vineyard, Finca Alto Los Cuises (Bodega El Porvenir) Gracias a Dios
conozco éste vino desde su primera añada, 2012 (actualmente está la 2013) y
desde el primer momento me cautivó. Amor a primera boca, un festival de aromas
tropicales, cítricos maduros y miel.
Pensar que éste “chardo” es de Cafayate te pone los pelos de
punta, y cuándo conoces de donde viene, ya se te caen de la cabeza. Mineral y
untoso, largo en boca y de buena acidez, tiene ese equilibrio justo que lo
destaca y enmarca como uno de los vinos del año. Muy bueno.
Entre los tintos, dos que me impactaron fueron:
Casarena Single Vineyard Perdriel Malbec 2010 (Bodega
Casarena) Cómo será que me impactó éste vino que lo elegí como 1º en dos
oportunidades en diferentes eventos y a ciegas, uno en Buenos Aires y otro en
Mendoza.
Excelente Malbec en aromas y gran tipicidad, tiene la madera
perfectamente integrada y si bien su paso por roble es bastante, no invade la
fruta sino que acompaña sumando su complejidad. Tiene todo en su medida y en
perfecto equilibrio. El precio, para su calidad está correcto, vale la pena la
inversión.
Noemía Malbec 2010 (Bodega Noemía). Si tuviera que usar una
palabra para definirlo sería “elegancia”. Tremendo Malbec de la Patagonia.
Bodega Noemía realiza sus vinos de forma orgánica y biodinámicamente y están
certificados por Argencert y Démeter.
Acá el cuidado de las uvas de la planta a la botella es el
más minucioso realizándose todo en forma manual.
Cuando uno prueba el Noemía Malbec siente esa elegancia que
decía anteriormente, es aterciopelado, complejo, frutal, fresco, con carácter,
en fin, todas las definiciones que un gran vino quisiera poseer.
Su paso es muy agradable dejando excelente recuerdo y
perdurando en el paladar durante largo tiempo. Sin dudas el primer vino que
probé de ésta bodega, al querer hacerme de una botella me dí con que no está
actualmente ésta añada en el mercado, lo que muestra la rapidez con que se
vende y la poca producción que realizan.
Si se cruzan con algún ejemplar, no duden en agarrarlo
porque vuela.
Como bonus les dejo otros tres súper recomendados:
Amauta Absoluto Tannat 2013 (Bodega El Porvenir de
Cafayate). VINAZO, eso. Es lo más parecido a morder una uva madura y fresca, es
fragante en nariz y jugoso en boca, sin paso por roble, muestra la calidad de
la uva del Valle Calchaquí, un lugar donde encontró su mejor expresión. Vinazo
por donde se lo mire, para salir del Malbec y no retornar por un largo tiempo.
El precio? Punto a favor! Al alcance de su bolsillo.
Guala Bonarda 2011(Bodega Valcosta Estate). Que grata sorpresa
descubrir vinos así, y éste descubrimiento no me pertenece, fue gracias a mi
gurú Fernando Musumeci que conozco la etiqueta.
Con aromas y sabores de ciruelas, higos y una punta de
caramelo y vainilla, lo más destacado es que huele y sabe a buen vino, simple y
efectivo, sin mucho análisis se deja beber fácilmente e invita a otro vaso, no
copa, je.
Cuál es el secreto de éste buen vino sanjuanino?
Probablemente que al trabajo fantástico que hace Jorge Castro se le suma la
mano sabia de Roberto De La Mota, garantía en la materia para obtener grandes
productos.
Altimus MMX (Bodega El Esteco). Fue en el mismo acto donde
conocí a Ale Pepa, enólogo de la bodega, cuándo, entre otros vinos probamos
éste. Si bien es blend de Malbec, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Tannat,
en comparación con los anteriores, éste vino se muestra mucho más complejo,
sabroso y estructurado.
Acá queda de manifiesto lo que grandes enólogos vienen
diciendo hace tiempo, que el vino argentino tiene que evolucionar hacia los
blends, más allá del Malbec y Torrontés que tan bien nos hicieron quedar en
el mundo, ahora es el momento para que la
mano de los magos que hacen vino en Argentina salga a la luz, la evolución del
vino argentino va para ese lado, los cortes.
Altimus MMX confirma eso, un vino súper bebible a pesar del
tiempo que pasó dentro de los toneles de roble francés y que supone un tiempo
más en botella para terminar de ensamblarse. Se bebe ya y se guarda mucho,
sugieren por ahí. Un vino para tener de a cajas.
Brindo por eso y por ustedes.
Muchas gracias y hasta la próxima !!!
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