martes, 19 de mayo de 2015

Tacuil, Lugar de Descanso de Dios




El mundo del vino es fantástico…nunca se termina de aprender, de conocer, de degustar. Cuando pensás que lo viste todo (o su mayoría) aparece algo que te hace cambiar la visión, algo te derriba todas las estanterías y te deja la boca abierta.
Justamente eso me pasó en mi visita a Tacuil, Salta.
 Inmerso en el paraíso propiamente dicho, por lo menos para mi parecer, Tacuil se erige como el sitio obligado de visita para los amantes del vino de altura. Allí “el Señor acaricia diariamente las vides del viñedo más alto del mundo (2597 msnm)”, como reza el cartel de bienvenida en la sinuosa ruta unos largos metros antes de llegar a la casa y bodega de la familia Dávalos.


Si ya estar allí es maravilloso, imaginen visitar todo esto de la mano de Raúl “Yeyé” Dávalos y Daniel Ibarguren (bodega Altupalka).
Todo se potencia enormemente por los relatos de Yeyé en cuanto a la historia de su familia y anécdotas de la infancia. La casa centenaria esconde momentos gloriosos de reuniones familiares, la bodega, un poco más nueva, alberga los caldos maravillosos que la tierra entrega y que los Dávalos saben interpretar como nadie.


La vez que probé RD, Doña Ascención, 33 y el Viña de Dávalos,  supuse un gran trabajo detrás…tecnología, laboratorio, investigación.
Lo que encontré me conmovió, todo eso se cambió por tradición, historia y mano de familia. Si tuviera que definir los vinos de bodega Tacuil, diría que son vinos SINCEROS.
Sinceros con el terruño, con el legado, con el clima, con la altura. Acá no hay nada manoseado, las uvas se cosechan, se fermentan y listo.
Tan sencillo parece…¡Es que no hay forma de que salga mal! dice Yeyé.
Yo creo que si hay.
Si Él (o su papá anteriormente) no lo hiciera, ahí serían vinos comunes o malos.
Diciendo verdades, los vinos si pasan por los estudios necesarios de rigor de controles, lo que quiero decir con el comentario de la tecnología y laboratorio y demás, es que no se los “maquilla” con madera y otros productos y casi nunca, pero casi nunca se corrigen, porque salen así, perfectos.
Difícil de creer…sólo estando ahí lo podés entender.

Raúl "Yeyé" Dávalos dando cátedra

Raúl te cuenta TODO, no tiene secretos, sus vinos hablan y dicen lo mismo. Y lo comprobás también en el Malbec Extremo de Altupalka, que sale del "Valle Las Carreras” un poco más arriba de los viñedos de la familia Dávalos y que Alejandro Martorell, su propietario, llama "Finca Altupalka". Acá las plantas tienen un densidad extrema también, 7400 plantas por ha. plantadas a 1.80 mts. entre filas y a 70 cm. entre ellas. Sin dudas el viñedo más denso en altura del mundo! Éste vino a diferencia de los otros de la familia, es sólo malbec.
No hay caso, otro enorme logro de Yeyé del cuál está orgulloso Alejandro.
Después de visitar la bodega y probar algunas curiosidades del año en tanque, nos recibe en su casa de familia y probamos todos los vinos de las bodegas Tacuil y Altupalka, encima nos deleita con quesos y fiambres…está jugando con fuego…no nos vamos más.


La charla es inmensamente rica al igual que los vinos, es muy difícil elegir alguno como destacado, sería una falta de respeto a Don Raúl padre, a la tradición con la que se viene manejando todo esto desde hace años.
Nos vamos entendiendo por fin de donde salen y como se logran los vinos de Tacuil. Ahora siento mucho respeto por ellos, hay que tener huevos para hacer vinos ahí.


Última reflexión…si tuviera que hacer una analogía entre la cocina y el vino, diría que hay vinos que son como esos restaurantes de 3 estrellas Michelin, de Gordon Ramsey por ejm. donde te sirven increíbles y exquisitas creaciones, y su lugar de trabajo es puro acero inoxidable con los mejores chef, productos importados de todo el mundo y carísimos insumos que resumen excelentes platos… Y también tenés esos vinos que son como la cocina de la abuela, ollas viejas quemadas, cucharas de madera gastadas, fuegos bajos, productos de huerta de casa y paciencia, manos arrugadas y cálidas…sinceras…añosas….comida en serio.

Ahora….cuál comida prefieren???   Ya me parecía.



¡Hasta la próxima !

2 comentarios:

  1. Que buen relato Silvio!!!
    Me alegro enormemente de haber compartido esa bendita mañana con vos y los demás asistentes.
    Yo también era fan de los vinos de Tacuil, ahora soy creyente.
    Dios quiera que esos vinos no cambien nunca y podamos volver algún día a saludar a Raul Yeye Dávalos. La próxima llevamos nosotros la carne y el vino para devolver semejante gentileza y don de gente.
    Salud!!!

    ResponderEliminar
  2. Que hermosa experiencia, hermoso relato

    ResponderEliminar