Es innegable el crecimiento exponencial de calidad que tuvo
el Valle Calchaquí en materia de vinos, desde los jugos propiamente dichos,
hasta el turismo y gastronomía de la región.
Para dar cuenta de ello y hablando de los vinos
específicamente, es que desde hace unos años se lleva a cabo en Cafayate la
degustación anual de los vinos de la cosecha, un evento que supone probar los
ejemplares más representativos que se hicieron durante el año en curso.
Organizado por el CoProVi (Consejo de Profesionales Vitivinícolas
del NOA), ésta vez consistió en la degustación de 9 cepas que consideraron
dignas de mostrar como referentes del trabajo realizado y del potencial al que
pueden llegar en el valle.
La metodología fue la siguiente, un consejo de degustadores
recorrió las diferentes bodegas que abarca el Valle Calchaquí compuesto por
tres provincias, Catamarca, Tucumán y Salta.
Se evaluaron los vinos de cada una de ellas, luego de cada degustación
se les pasó las planillas vía mail a todos los degustadores para que
pusieran preferencias de los vinos probados.
Después se
recolectaron todas las planillas y se procesaron, para definir los vinos que
conformarían la degustación final en bodega Piattelli, donde se realizó el acontecimiento
con total maestría por parte de los organizadores.
Fue
entonces que nos invitaron a participar de ésta verdadera fiesta.
Párrafo
aparte para quienes me tocó compartir días increíbles, Leandro, Fernando,
Francisco y José (si quieren ver sus puntos de vista de éste mismo
acontecimiento, no dejen de entrar a Entre la letra y el vino y en Wine MDQ),
gente tan maravillosa que pareciera que los conozco de toda la vida, aparte de
eximios entendidos en la materia.
La
degustación arrancó al revés de lo que normalmente se acostumbra, es decir empezamos
con los tintos para terminar con los blancos, ya esto demostraba una
descontracturación que hizo todo más ameno y divertido.
Se abrió la
terna con un Malbec sin paso por roble. Con un ataque franco en nariz y boca,
ésta muestra ya deja en claro de entrada que algo está cambiando, fragante de
ciruelas y arándanos al olfato, en boca se siente equilibrado y vibrante. Ya no
se siente esa fruta sobremadura o cocida que antes era característica, por el
contrario, la acidez lograda le otorga un nervio como antes no tenían y ésta
fue casi la constante de todos los vinos. Si bien le falta terminación debido a
que está en tanques todavía y a su reciente elaboración, ya se aprecia el logro
del producto.
A
continuación se sirvió un Malbec reserva, equilibrado y de buen cuerpo, también
no está terminado, mucho menos éste, ya que debe tener varios meses más de
reposo.
Lo que
vendría después fue algo más que interesante, un Bonarda, sí, y estaba
buenísimo, en nariz tenía esa amabilidad de las violetas y rosas y los aromas
de frutos rojos y negros. Un vino súper bebible, bien acomodado en la boca con
taninos suaves y acidez correcta. Gran ejemplar.
No
terminaba de asombrarme con el Bonarda cuando ya trajeron el que para mí fue el
destacado, un Cabernet Sauvignon. Si tengo que recomendar un vino que
represente al terroir de los valles, sin dudas sería un Cabernet Sauvignon,
creo que junto al Tannat son los que más nos cuentan del suelo, el clima y el
hombre Vallisto.
Lleno de
pimiento rojo y fruta madura, era un festival en la boca, redondo, nervioso y
potente.
Resultó que
ésta muestra estaba compuesta por diferentes porcentajes de bodegas, es decir
era un blend de bodegas, maravillosa idea para dejar más que claro que se está
peleando en conjunto dejando de lado las individualidades.
Cerrando
con los tintos se sirvió un Tannat de magnífica estructura, y gran potencial.
En cuánto a
los blancos diré que si piensan que el Torrontés es lo único rescatable del
valle, están más que equivocados.
Gracias al
aporte de la nueva enología, joven y pujante, podemos disfrutar de cepas que
antes ni hubieran pensado, como el Chardonnay, lleno de frutas tropicales,
jazmines, miel, manteca, cítricos, etc. etc. O el Sauvignon Blanc que rebalsa
de rosas blancas, ananá, pera, arveja, lima y pasto verde.
Ambos
tienen mineralidad y cal, pero a la manera de la altura, más frutado y algo
salvaje.
El
Torrontés por supuesto confirma su puesto de referente, pero eso ya es sabido,
lo que es de destacar es como año a año se supera a si mismo.
Para cerrar
la muestra se sirvió un Torrontés tardío, dejando en claro que abarcan todos
los puestos de la cancha a la hora de jugar en el gusto del consumidor.
Conclusión:
Es muy
positivo saber como se va consolidando año a año el Valle Calchaquí como región
vitivinícola de excelencia, si bien ya
era conocida gracias a pioneros enólogos extranjeros que llegaron hace
años de la mano de familias tradicionales, hoy en día lo jóvenes argentinos que
conforman el Co.Pro.Vi. entre otros, están tomando la posta y levantando la
bandera de la calidad, dando esa vuelta de tuerca que hace falta para saltar
definitivamente. Aún queda mucho trabajo, pero el camino que se está labrando
es el correcto.
Lo que
siguió después fue todo alegría, gente hermosa y muchas horas de diversión para
cerrar una noche espléndida, por supuesto, enmarcada por los mejores vinos del
valle.
Hasta la
próxima!!
Excelente !!! que lindos dias compartimos....
ResponderEliminarCafayate es un viaje de ida !!!!
Abrazo y nos estamos hablando
Tal cual !!! Gracias por el comentario !!
ResponderEliminarAbrazo.
"maravillosa idea para dejar más que claro que se está peleando en conjunto dejando de lado las individualidades" Gran Resumen para notar! Excellente Silvio!!!!
ResponderEliminarHola Rafael !! Gracias por tu comentario, es que de verdad dejaron en claro que es así. Cuando tuve la oportunidad de hablar con cada uno de uds. encontré el mismo discurso con una gran base de camaradería. Ahora es sólo cuestión de tiempo, ya está en marcha el cambio.
ResponderEliminarSaludos!