sábado, 3 de noviembre de 2012

3 Juntadas con buenos vinos


Después de haber probado 11 Pinot en la “2º Degustación y Cata a Ciegas: Pinot Noir”, nos dedicamos a un breve pero opíparo lunch para calmar el hambre del medio día.
Para ello, seleccioné unas etiquetas que hace rato tenía entre ojos, Cheval des Andes 2006, Gran Malbec de Ángeles 2008 y Domaine Jean Bousquet Grande Reserve 2009.
También aprovecharé ésta nota para destacar dos vinos que degusté en una hermosa reunión con amigos y los del festejo del “Día de la Madre”, que no pasaron desapercibidos.
Para seguir con buen ritmo en cuestión de vinos, luego del almuerzo del día de la cata, elegí un estupendo exponente de Vistalba, Gran Malbec de Ángeles 2008.(Bodega De Ángeles. Vistalba-Mendoza)
Habiendo ya probado su hermano menor, el Malbec de Ángeles 2008, es lógico pensar que éste lo supere en calidad, ya que cuesta casi el doble que su homónimo anterior. Pero, ¿Cómo superar una obra tan bien realizada? Debo confesar que Malbec de Ángeles 2008 está entre los 5 vinos favoritos que degusté en lo que del año, y el Gran Ángeles no defraudó en éste sentido.
Si tuviera que elegir hoy, me quedo con el primero, pero porque está para beber ya, aunque se puede guardar tranquilamente unos añitos.
La gran diferencia entre los dos es que Gran Malbec está pensado para brindar una complejidad más marcada por el aporte de la madera, tiene un color rojo rubí intenso y reflejos violáceos, los aromas de frutas negras maduras como grosellas y moras destacan su cuerpo robusto producto del contenido alcohólico, casi 16% que pasan desapercibidos por la armonía que tiene entre acidez, taninos, azúcar y alcohol.
Costó abrirse en la copa, pero unos minutos de esperar bastan para disfrutar la vainilla, el caramelo y café que se perciben en boca.
Aunque siguió un poco cerrado de expresión, me parece que está bien para beber ahora, y seguro mejorará más adelante.
No terminábamos de saborearlo cuando salió a la cancha el Cheval des Andes 2006 (Bodega Terrazas de Los Andes. Lujan de Cuyo-Mendoza) acá, de nuevo otra comparación, y es que el 2007 me impactó tanto en su factura que bien tuve la oportunidad de adquirir otra añada, no lo dudé.
Rojo violáceo profundo y brillante, con aromas de arándanos, higos pasa y uvas bien maduras, también se siente el aporte de madera como canela y clavo.
En boca tiene cierta nota terrosa que se manifiesta como amargor que no percibí en el 2007. Los taninos están presentes al igual que la acidez, agradables y amables.
Me parece que tendría que haberlo decantado para "demorarlo" un poco más, y aunque es un gran vino, me gustó más el 2007.
Quizás lo complicado de hacer reuniones en casa es que al finalizar, siempre quedan los trastos para lavar y acomodar, y como soy obsesivo de mis copas, paso horas fajinándolas hasta brillar.
Lo bueno de tener amigos como Leandro, es que se quedan y te dan esa mano que te hace falta para terminar con la tarea pesada.
Para brindar por ello, abrimos un Domaine Jean Bousquet Grande Reserve Malbec 2009 (Bodega Jean Bousquet. Tupungato-Mendoza)¡Que buen vino resultó éste ejemplar! rojo rubí intenso y oscuro, sus aromas a frutas negras y violetas son destacables, en boca se percibe muy amable con la elegancia de un gran vino, frutado y especiado, tiene taninos redondos y buen cuerpo.
Es de final largo y persistente, la verdad que está en un gran momento.
Que pena que lo mejor del día lo disfrutamos solamente 2 de los 10 catadores anteriores…pero bueno, ¡¡es el premio al trabajo!!


    NOCHE CON AMIGOS

Sábado a la tarde y la simple excusa de la víspera del día de la madre es suficiente para invitar a Adrián y Noelia a casa a comer unos ravioles de tomates secos mozzarella y albahaca. La salsa para acompañar, champignones, crema y torrontés
Decidí para enfrentar el plato un Sophenia Reserve Chardonnay 2009 (Bodega Finca Sophenia. Tupungato-Mendoza) y que acertado que fue.
Amarillo pajizo/dorado, me agradó mucho el equilibrio entre madera y fruta, diría que más fruta que madera, durazno y melón amarillo, notas de jazmines y algo de manteca también. La boca es bien golosa, agradable y suave, con una correcta acidez.
Como dije, frente a los ravioles, estuvo a la altura.
Para no perder la costumbre de un buen tinto, como le gusta a mi amigo, lo deleité con un Montesco Finca Anchoris Malbec 2010 (Bodega Passionate Wines. Gualtallary-Mendoza). No sé si decir que me gustó más que Parral, porque ese también está buenísimo, pero a éste Finca Anchoris lo noté más frutado y complejo que los otros.
De color rojo violáceo profundo, los aromas de ciruela y mora son destacables, lo que me gustó es la entrada en boca, super equilibrado y armónico, está con taninos suaves pero presentes. Se deja beber fácilmente y mantiene la estructura de un buen vino.
Después de éste tremendo vino, festejamos ya de madrugada el comienzo del día de la madre, otra jornada de buenas bebidas nos esperaba.



       DÍA DE LA MADRE

Para agasajar a las grandes madres de mi familia nos dimos cita en casa de mi primo hermano Juan Carlos y Marcela, mi cuñada, a comer un buen asado y compartir todo un día de alegría y buenas compañías.
Encargado de los vinos, me incliné por un Amauta III Cabernet-Malbec 2006 y Don Juan Nahuel Reserva Malbec 2006.
Pero ellos no estuvieron solos, y aunque no haré referencia a lo demás, cayeron en la mesa, espumantes, cervezas, y hasta un tardío del que dieron cuenta las dueñas del día.
Cuando en abril compré éste Amauta III (Bodega El Porvenir de Los Andes. Cafayate-Salta), no lo hice muy convencido por la añada, 2006.
Que necio fui al subestimar a la bodega, un hermoso color rojo rubí con reflejos carmín y agradables aromas a frutos rojos y pimientos muestran que el vino está en momento increíble. Al paladar muestra la típica estirpe salteña que caracterizan a El Porvenir como calidad destaca del NOA. Se pueden sentir el tostado de la madera muy suave y los taninos perfectos que todavía lo destacan.
Lo mismo pasó con Don Juan Nahuel Reserva Malbec (Bodega Cielo y Tierra. Lunlunta-Mendoza), también 2006, éste está más “maderizado” que el anterior, sin dejar la fruta de lado, el roble toma más protagonismo en boca. Se siente el regaliz, cuero y tabaco. No está mal, sólo es otro estilo de vino, a mi me convenció bastante, es de esos vinos para abrir de vez en cuando o para acompañar una comida compleja, como ciervo o jabalí.
Entre risotadas propias de anécdotas de niños o adultos pasó un gran día acompañado de grandes vinos, y si…los buenos vinos terminan coronando las mejores reuniones.

Hasta pronto!!!


Silvio Martinelli
Sommelier

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