lunes, 19 de junio de 2017

#MiPrimeraVez En un Sencillo Acto




Todo tiene un comienzo, todo empieza de alguna manera, muchas veces no recordamos que fue lo que nos motivó a hacer tal o cual cosa, pero lo cierto es que en ocasiones, sin darnos cuenta tenemos proyectos, sueños o pasiones desatadas.

Recordar cómo comenzó todo es un buen ejercicio, y de eso se trata la nueva movida de los Argentina Wine Bloggers, contar, si es que la mente no nos traiciona, como fue #MiPrimeraVez con el vino.

Mi historia con la milenaria bebida es muy reciente, entré de cabeza y hasta el tuétano recién en el 2008. Lo recuerdo bien, ya que por rellenar unos pequeños espacios en una vinoteca que decora un mueble, decidí hacerlo con algo diferente, teniendo en cuenta que sería más de adorno que otra cosa.


Pero para ser totalmente sincero mi primer contacto fue allá por el año 1994, cuando un gerente de una empresa que me visitaba me invitó a cenar.
Con apenas 20 años lo único que conocía eran unas pocas cervezas y muchos tragos mal elaborados en boliches de mi zona, que poco importaba, si lo que buscábamos en esas épocas era “efecto”, nada más.

¿Vino?  ¡¡No!! ¿¿ Para qué??  Ahora… si era para sangría, vaya y pase.

Entonces estaba ahí, en la situación que hoy pienso, cambió mi parecer sobre el vino. Es que éste señor, mayor ya , sí disfrutaba de la noble bebida, o al menos lo intentaba.

Pastas de por medio, el mozo preguntó si alguna botella de ¾ sería de la partida, yo, seguro de mí , estaba a punto de largar el NO contundente cuando el caballero se anticipó y dijo SI.

No podía echarme atrás, y si bien mi coca cola estaba servida, debía acompañar al generoso anfitrión de la noche.

Miró…leyó…pensó un momento y decidido exclamó…Un Comte de  Valmont , por favor.

Bueno, como decía, todos comenzamos por algo o por alguien y mi caso fue con éste vino.

Esa noche lo bebí casi por compromiso pero bastante gustoso de hacerlo, sentí que algo era diferente en aquellas copas que no habrán sido más de 2, algo realmente me gustó de esa bebida.




Más o menos pasaron 14 años donde transcurrieron cambios fundamentales en la historia de los vinos en Argentina, que yo ni enterado estaba, ya que después de esa noche repetí muy ocasionalmente el mismo vino como para hacer saber que no trataban con cualquiera. Que recuerde también pasaron por mi paladar Valderrobles, Cuesta del Madero, López y capaz que algún Navarro Correas, pero nada todavía hacía que me interese en el mundo del vino.

2008 trajo la necesidad de tener algunas botellas como adorno (situación antes mencionada) y para eso debía interiorizarme de algo de más calidad, para servir a algún avispado en el tema que llegara de invitado a casa. Así comencé a ver programas de vinos que  despertaron mi curiosidad, ya que quienes allí participaban hablaban de “cosas” que el vino, a mi nulo criterio, no podía tener…Ciruela? Cereza? Violeta en un vino??? MADERA????? Están locos!! Como chamuyan éstos!!.....Pero….y si realmente lo tienen??....Tenía que averiguarlo.

La segunda etiqueta que probé y la que me pegó el empujón final fue TRUMPETER. Creía haber llegado a la cima, NADA era mejor que eso…NADA. Y por suerte me equivoqué.




Después vendría en 2010 la carrera de sommelier y un camino que, como decimos todos, es sólo de ida.

Hoy siento que parar de probar etiquetas nuevas es imposible, que tener diferentes añadas de los vinos que me gustan es imperioso, que conocer a quienes los hacen, donde los hacen y como los hacen es fundamental, y esencialmente, que seguir aprendiendo es básico.

La mía es una historia simple, común, reconfortante, siento que fue una #MiPrimeraVez para que nunca haya una última vez.




Hasta la próxima !!

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