Todo tiene
un comienzo, todo empieza de alguna manera, muchas veces no recordamos que fue lo
que nos motivó a hacer tal o cual cosa, pero lo cierto es que en ocasiones, sin
darnos cuenta tenemos proyectos, sueños o pasiones desatadas.
Recordar cómo
comenzó todo es un buen ejercicio, y de eso se trata la nueva movida de los
Argentina Wine Bloggers, contar, si es que la mente no nos traiciona, como fue #MiPrimeraVez con el
vino.
Mi historia
con la milenaria bebida es muy reciente, entré de cabeza y hasta el tuétano
recién en el 2008. Lo recuerdo bien, ya que por rellenar unos pequeños espacios
en una vinoteca que decora un mueble, decidí hacerlo con algo diferente,
teniendo en cuenta que sería más de adorno que otra cosa.
Pero para
ser totalmente sincero mi primer contacto fue allá por el año 1994, cuando un
gerente de una empresa que me visitaba me invitó a cenar.
Con apenas
20 años lo único que conocía eran unas pocas cervezas y muchos tragos mal
elaborados en boliches de mi zona, que poco importaba, si lo que buscábamos en
esas épocas era “efecto”, nada más.
¿Vino? ¡¡No!! ¿¿ Para qué?? Ahora… si era para sangría, vaya y pase.
Entonces
estaba ahí, en la situación que hoy pienso, cambió mi parecer sobre el vino. Es
que éste señor, mayor ya , sí disfrutaba de la noble bebida, o al menos lo
intentaba.
Pastas de
por medio, el mozo preguntó si alguna botella de ¾ sería de la partida, yo,
seguro de mí , estaba a punto de largar el NO contundente cuando el caballero
se anticipó y dijo SI.
No podía
echarme atrás, y si bien mi coca cola estaba servida, debía acompañar al generoso
anfitrión de la noche.
Miró…leyó…pensó
un momento y decidido exclamó…Un Comte
de Valmont , por favor.
Bueno, como
decía, todos comenzamos por algo o por alguien y mi caso fue con éste vino.
Esa noche lo
bebí casi por compromiso pero bastante gustoso de hacerlo, sentí que algo era
diferente en aquellas copas que no habrán sido más de 2, algo realmente me
gustó de esa bebida.
Más o menos
pasaron 14 años donde transcurrieron cambios fundamentales en la historia de
los vinos en Argentina, que yo ni enterado estaba, ya que después de esa noche
repetí muy ocasionalmente el mismo vino como para hacer saber que no trataban
con cualquiera. Que recuerde también pasaron por mi paladar Valderrobles,
Cuesta del Madero, López y capaz que algún Navarro Correas, pero nada todavía
hacía que me interese en el mundo del vino.
2008 trajo
la necesidad de tener algunas botellas como adorno (situación antes mencionada)
y para eso debía interiorizarme de algo de más calidad, para servir a algún
avispado en el tema que llegara de invitado a casa. Así comencé a ver programas
de vinos que despertaron mi curiosidad, ya
que quienes allí participaban hablaban de “cosas” que el vino, a mi nulo criterio, no podía tener…Ciruela?
Cereza? Violeta en un vino??? MADERA????? Están locos!! Como chamuyan éstos!!.....Pero….y
si realmente lo tienen??....Tenía que averiguarlo.
La segunda
etiqueta que probé y la que me pegó el empujón final fue TRUMPETER. Creía haber llegado a la cima, NADA era mejor que eso…NADA.
Y por suerte me equivoqué.
Después
vendría en 2010 la carrera de sommelier y un camino que, como decimos todos, es
sólo de ida.
Hoy siento
que parar de probar etiquetas nuevas es imposible, que tener diferentes añadas
de los vinos que me gustan es imperioso, que conocer a quienes los hacen, donde
los hacen y como los hacen es fundamental, y esencialmente, que seguir
aprendiendo es básico.
La mía es
una historia simple, común, reconfortante, siento que fue una #MiPrimeraVez
para que nunca haya una última vez.
Hasta la
próxima !!
Linda nota Silvio! Y sí, el vino es un camino de ida! jejeje... Salú!
ResponderEliminarGracias Nico !!! Abrazo
ResponderEliminarMuy buena nota, Silvio! Felicitaciones!
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